De escribir

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Cuando escribo siento que dejo vida, piel y existencia en cada letra.

He de morir eventualmente y de alguna manera siento que si el sistema no cae o el planeta tierra no colapsa en electricidad o internet, parte de mi habrá sido plasmada metafísicamente en estas letras.

De hecho me siento feliz de escribir, siento que vomito parte de mi, y que cuando muera... otra vida cobraré en este espacio, mi ser Miriam cibernético, y cada que alguien me lea será como una cosquilla al alma cibernauta, y yo estaré en el ciberespacio flotando, toda bonita, con alitas de pixeles y un casco que me cubra de los viruses y las malas vibras internautas. 

Mi querido blog es mi vida, no sé qué haría si perdiera la clave o en mis siempre "lapsus" de memoria frágil la olvidara, siento que mutilaría una parte muy básica de mi. 

Cuando escribo me voy despidiendo poco a poco, dejo pensamientos, sentires, experiencias y con esto espero morir en paz, sabiendo de antemano que mi forma de estar en este mundo era escribiendo, no viendo, no respirando, no tocando, no hablando sino escribiendo.

Si cada quien tiene un trono en este mundo, siento que escribir es mi trono, mi lugar. 

Mi forma de existir consiste en manos y lenguaje, quizá no lo haga lo mejor, pero existo feliz cuando lo hago.

Que bonito es encontrar tu lenguaje, para algunos es la tele, para otros los libros, para más el alcohol, el deporte... para mi escribir.

Si no hablara no me importara, tengo la escritura. 

Amo el castellano, definitivamente mi lenguaje favorito.

Yonke

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Caminante, voltea hacia atrás y cuenta tus pasos,
carreteras recorridas, mundo en pedazos.
hoy sólo queda la añoranza, no cruzarás el viejo puente,
hoy sólo queda la distancia, ya no te envuelve el horizonte.

Lugar sombrío, de muerte, pintado de olvido;
cántico ahogado, ¿será la suerte?
de extintos pasos, nocturno silente,
fragante de óxido, metal accidentado.

Rueda que rueda, vuelta que vuelta has andado,
noches de estío acariciando el asfalto,
tardes de lluvia gélida has probado,
bajo la poesía estridente de tu canto.

!Qué historias guardas viejo yonke!
que al entrar en tu aposento me lamento...
!último aliento de los hombres!
orgía de gritos, muerte y llanto.

Lugar de esperanza y dolor...
pequeñas partes vuelven al camino...
ahí es donde la vida adquiere color,
nuevas historias adquieren un destino.

Rum.. rum..., crash, pum, crack... crack... crack.

De la condición humana

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Camino, camino y lo hago sin cesar, veo rostros distintos, seres humanos inmersos en sus historias personales, con la mirada perdida, como queriendo llegar a quién sabe donde; los observo absorta y me sorprenden sus contornos, ese brillo único que sobresale en cada par de ojos, cada nariz y sus líneas torcidas, desiguales, escabrosas, salvajes, sinuosas, cada par de pies y todo ese camino que han andado, algunos arropados con la suerte de una bella infancia, otros agazapados en el frío de la desesperanza, con la mirada desvanecida entre el horizonte de lo incierto queriendo serlo todo y nada a la vez, porque nos vence el tiempo y aquellos anhelos de futuro ideado se vuelven cotidianidad, instantes que no podemos atrapar… se visten de fugacidad, y cuando menos lo esperamos ya es el día siguiente y el día siguiente y el día siguiente y la nada nos cala con el hielo del sinsabor.


Camino, camino y lo hago sin cesar, en esta vida que parece tan promisoria, cuando se es niño y todavía se cree, cuando nuestra mayor preocupación se vuelca en el que la trae, en el que no se nos encuentre en nuestro escondite secreto, en el que corra más lejos para no ser uno de los quemados, en si hoy nos miró o no el chico de nuestros sueños.


Camino, camino y lo hago sin cesar, cuando se despierta a la vida en una danza de ideales, de rebeldía y la convicción de cambiar esta sociedad injusta que sentimos tan cerca y tan poco nuestra; cuando el beberse la copa de un sorbo es lo habitual, y es cuando muchos se quedan atrás; cuando pensamos que ese brío nos acompañará por siempre ¡y se extingue!, ¡y es tan breve!


Camino, camino y lo hago sin cesar, cuando observo una etapa de madurez que riega un campo fértil de deseo, en donde olvidamos un poco de qué estamos hechos, nuestra condición humana, condición frágil, efímera cual extinción de un fósforo.


Camino, camino y lo hago sin cesar, cuando la vida es lenta y lentos nuestros pasos, advirtiendo un dejo de amargura y angustia en aquel viejo, que no se olvida de sus años mozos y todo su diálogo se basa en un pasado que es suyo, en el cual depositó sus mejores momentos y en el que vivió grandes experiencias; lo advierto porque esos ojos cansados, rodeados por el surco abismal del tiempo, me dicen que ese cuerpo ha envejecido injustamente, pues dentro de sí se sigue siendo niño y las ganas de vivir continúan haciendo efervescencia en su alma, pero habrá que convencerse de que lo natural es morir, de que es mejor resignarse a que ya pasó nuestro tiempo y la existencia fue un simple guiño del cosmos haciendo deferencia al accidente, la gran inconsciencia causal de nuestro ser.

Existencialismo de madrugada

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Hay un momento, preciso momento como a las 5:12 am en que se activa mi alarma, me levanto a encender el boiler, admiro el vestido negro de la noche y siento como si el mundo entero jamás se fuese a despertar otra vez, como si a esa hora la soledad se sintiera más profunda y la historia humana se borrara de los libros y el recuerdo por siempre; tal como si cada día volviese a empezar todo de nuevo y se me despierta la curiosa idea de que al salir de mi morada las calles yacerán abandonadas, las escuelas vacías y un viento sombrío adornará la escena.

Es en ese instante cuando la luna se aleja del manto estelar y el tiempo desdibuja sus límites, cuando no es de día ni es de noche, cuando no se es..., y se llega a entender un poco que todo esto es un instante y nada más.

Es en ese breve lapso que pienso en que simplemente soy un saco de huesos y órganos, en donde la sangre fluye y lo efímero de toda esta organización social me cala en lo más hondo..., es en ese brevísimo que la quijada duele de miedo y se tensa hasta las lágrimas, es en ese despertar que me doy cuenta del pobre mortal y sus ansias de producir, de aprovechar el día porque eventualmente todos hemos de morir.

Es acaso el momento más oscuro, en donde el silencio llega a punzar cual racimo de cuchillos atravesando lánguidamente el orgullo humano, orgullo que se disuelve en ese tener que bañarse para empezar un nuevo día al ritmo de la convención social, en donde la vida se nos va con la cadencia de 7 a 3 y una hora para comer, en los sábados de medio tiempo y los domingos para lavar y ver acción.

... Y de repente pienso que una vez durmiendo, mañana será otro día y no tendremos que seguir el mismo camino, ni repetir las mismas historias una y otra vez, porque es una la vida y el humano eventualmente comprenderá lo mucho que hay por hacer; y parece que en ese breve lapso una pequeña esperanza aparece, diciéndome que quizá este nuevo día será realmente nuevo y que nuestro mundo brillará con otra luz, porque amanecer significa otra oportunidad, para pedir perdón y ahora sí sonreir y saludar al extraño aunque este no conteste ni te mire a los ojos, tan sólo por la alegría de tener una nueva oportunidad para volver a comenzar.

¿Cuántos días vivimos?, ¿cuántas oportunidades se nos dan?, ¿cuántas vidas existimos?, si cada amanecer significa respirar de nueva cuenta y de nueva cuenta la magia y el azar nos dan más tiempo, el aire en los pulmones nos abriga, el sol nos saluda solemne y en su calidez nos abraza; es ahí cuando pienso... la vida nos ama !y nos ama tanto! porque aun seguimos aquí, amaneciendo cada vez, a pesar del dolor...siempre a pesar del dolor que implica respirar, pero sabiendo que son más los breves lapsos que en lo cotidiano pintan una sonrisa en nuestros labios y entonan dulces melodías a nuestros corazones, !y que son gratis!, tan gratis que no los sabemos apreciar porque no pagamos por ellos, pero que finalmente son estos sentires los que nos hemos de llevar en nuestro último suspiro y que si sabemos ser agradecidos diremos adiós dignamente, por tanta gracia y belleza que nos ha tocado a suerte respirar en esta...la tragicomedia humana.

Stairway to heaven

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Después de la tragedia que significó la vida, una especie de paz y grandeza inquebrantable.

Un pobre humano de mirada perdida va caminando mientras el follaje le canta más fuerte su soledad; cabizbajo, disminuido, cavilando sobre la decadencia que va emitiendo en cada suspiro.

Asoma al futuro y extenuado observa una fuente inagotable de maleza y pesar.

Abatido, ha buscado respuestas y hoy yace cansado, !infeliz! no sabe que es poco el tiempo y es el tiempo el que le mortifica, le cala, le estruja y le funde con la corriente imparable del porvenir.

Aún con su mugre, su hambre y sus dos pesos sigue pensando en vislumbrar la gloria, y con los pies enlodados hace una pausa y se sienta junto a aquél árbol, no se sabe de dónde toma fuerza y todavía tiene el aliento para pararse pomposo sobre sus pies lacerados, le hace una reverencia al padre árbol y le brinda un cántico en donde presume un hálito de esperanza.

Himnos de dolor emanan de su danza, danza entrecortada, fé rasgada que se mantiene firme y en calma porque sabe que la tragedia ha de llegar.

De repente se derrama en un grito y todas las emociones humanas son reunidas en un solo acorde.

Un alma en ascención, un espíritu de lucha que por siglos ha ido cargando un pesar y que en ese peregrinaje poquito a poco lo va soltando.

Una caricia cobija su sombra, agua fresca al arrebato de una lágrima, ... abandonarse a la certeza de lo que no se ve.

Indefenso, sigue modesto, continúa, mira hacia el frente, carga tu cruz y lleva el ritmo, podrás enfrentarte al tiempo y al destino.

Guerrero en busca de un descanso, !bébete las lágrimas del desasosiego y no pares!

Un lamento de angustia, luego se levanta y con sus manos rasposas va rompiendo ramas que le cierran el paso, arrancando a jirones el azar.

Va solo y está cansado.

Y a punto de rendirse, !un cúmulo de vitalidad lo colma y sucede!

Se precipita, emite un grito, llora, se desgarra, canta y se eleva, va dejando caer pedazos de historia, retazos de glorias, trozos de pesares, cachitos de añoranza, cajitas de placeres, nubes de ilusiones, tardes de café, noches de frío, amores, dolores, sinsabores... y se va esfumando en ese cielo, emanando esencias al cosmos.

Y ahora es solo una huella, una emoción, un ser más allá del desnudo,

ligero, cual ave, que dice adiós de la forma más bella....

con un acorde espiritual en La menor

y en un silencio jubiloso e inefable...

se apaga.

Holograma

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Un lugar que reconoce yace desierto, grita las voces de recuerdos de otras eras y nadie responde.

Un lugar que camina y sólo observa pequeños fragmentos; y un racimo de tiempo se desarma, se desgaja.

Un lugar que atraviesa a contracorriente, gran pantalla de añoranzas.

Un lugar que le da la espalda, que ha cambiado, que ha crecido y ya no es.
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A veces desearía no ser cuerpo... ¿no existe un intermedio en el teatro de la vida?